Traductor

miércoles, 29 de enero de 2014

Cómo definir correctamente lo que me hace una de tus sonrisas, las llamadas mariposas en el estómago que me provocas, el aleteo de mi corazón contra el pecho. Cómo explicar el placer que encuentro en que juguemos como críos mientras me miras desde arriba, ajeno, seguramente, al brillo de mis ojos o a la sonrisa que lucha por salir de mis labios.
Y es que todo es bonito hasta la parte en la que sufres, en la que te hacen daño y te preguntas realmente si merece la pena reír ahora y llorar después. (Dime, ¿vale la pena? Porque yo tengo dudas).

miércoles, 15 de enero de 2014

Querido desconocido:

Hoy te escribo porque me han hecho pensar. Pensar en cuán diferentes somos y a la vez tan iguales. Pensar en cómo sería el mundo si dejásemos de preocuparnos tanto por el exterior de una persona y comenzásemos a conocerla antes de juzgarla. Pensar en cómo cambiaría todo si pusiésemos un poco de nuestra parte y modificásemos nuestra forma de pensar.
Y, pensando y pensando, me he hecho las siguientes preguntas: ¿cuánta gente lo está pasando mal ahora mismo por nuestra mente cerrada? ¿Cuánta gente ha pensado, ha intentado o se ha quitado la vida por nuestras estupideces mundanas? ¿Por qué no somos capaces de poner un remedio a todo esto? ¿Por qué no solucionamos estos problemas?
Y he llegado a una conclusión: no se puede, porque el ser humano es el problema; al igual que la respuesta.
Somos tan sumamente egoístas, Dios, tan grande es nuestro egoísmo que sólo vemos la paja en el ojo ajeno. Somos los monstruos más temibles de la naturaleza. Matamos, aniquilamos y destrozamos todo a nuestro paso, incluso a nosotros mismos. Somos tan cabezotas que no aceptamos que no somos perfectos, que no existe ningún defecto en nosotros. Hacemos daño a los que más nos quieren y ponemos las excusa de que es para protegerlos.
Tantas veces nos equivocamos y nunca lo reconocemos. Tantas veces inflingimos dolor por puro placer.
Necios..., eso es lo que somos... Y cobardes. Cobardes hasta la médula.
Y todo esto me ha hecho recapacitar. ¿Por qué no perseguimos nuestros sueños, por ejemplo? ¿Por qué rechazamos a otra persona sólo por miedo a quererla y sufrir después? ¿Quieres cambiar el mundo? ¡Adelante!, sal fuera y hazlo. Aprovecha el momento, porque la experiencia me ha enseñado que, un momento puedes estar aquí, pero luego al otro puedes haberte ido.