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miércoles, 29 de enero de 2014

Cómo definir correctamente lo que me hace una de tus sonrisas, las llamadas mariposas en el estómago que me provocas, el aleteo de mi corazón contra el pecho. Cómo explicar el placer que encuentro en que juguemos como críos mientras me miras desde arriba, ajeno, seguramente, al brillo de mis ojos o a la sonrisa que lucha por salir de mis labios.
Y es que todo es bonito hasta la parte en la que sufres, en la que te hacen daño y te preguntas realmente si merece la pena reír ahora y llorar después. (Dime, ¿vale la pena? Porque yo tengo dudas).

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