Traductor

sábado, 4 de mayo de 2013

Todos los días lo mismo de siempre: salir y colocar una sonrisa falsa en mi cara. Porque, ¿sabéis?, nada va bien y nadie se da cuenta.

1 comentario:

  1. Érase una vez un disfraz disfrazado de hombre disfrazado. Cuando se miró en el espejo tras bajar la última de sus cremalleras, el cristal lloró, pues por fin se reconocía a sí mismo.

    ResponderEliminar