Traductor

domingo, 16 de marzo de 2014

Es curioso cómo podemos cambiar de estado de ánimo en una décima de segundo. Un grito, una frase, una palabra o incluso un suspiro puede cambiarlo todo, hacernos pasar del éxtasis total a la tristeza más absoluta. Pueden hacer que te percates de lo triste que es tu vida, que ha llegado un punto en el que solamente trabajas para dar de comer a alguien (o, en los peores casos, o mejores, según cómo lo mires, a ti mismo), te has olvidado de vivir o no te dejan hacerlo, porque no hay tiempo (el tiempo, que pasa tan deprisa a veces y otras, tan lento), todos los de tu alrededor se han ido, nada es como antes y lo único que puede alegrarte en estos días grises es un recuerdo que antaño pensabas que se volvería a repetir.
Pero, como ya he dicho, el tiempo pasa, y te das cuenta de que todo ha cambiado. Hace unos años ni se te hubiera pasado por la cabeza que estarías ahí, pidiendo en la calle, mendigando por culpa de otros. Ni te hubieras imaginado que iba a dejarte tu pareja, por su bien, por el vuestro. Ni que tus hijas vivirían a kilómetros de ti y no podrías recorrer esa "pequeña" distancia. No habrías pensado que estarías sin tu madre, que no estaría aquí para apoyarte porque se la habría llevado otra persona, mientras tú solo esperas que allí esté mejor que en este mundo de mierda. Si te hubiese contado que los hijos a los que criaste con tanto cariño te iban a apuñalar por la espalda ¿me habrías creído? ¿Y si te hubiera dicho que el único lugar que tendrías para ir a refugiarte cuando todo fuese mal sería la calle, que nadie estaría alli? Lo dudo.
Y, eso, que el tiempo pasa, y te dicen que hay que darle tiempo al tiempo, pero ¿cuánto más? ¿Cuánto tarda todo esto en volver a estar bien?

No hay comentarios:

Publicar un comentario