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jueves, 12 de septiembre de 2013

Ya ni me recuerdas.

Es curioso qué rápido pasa el tiempo. Hace unos años éramos uña y carne, ¿te acuerdas? Y ahora ni siquiera hablamos. Desde entonces he leído poemas, cartas de amor, frases inacabadas esperando a que el destinatario vuelva, y me he dado cuenta de que tú has sido la única persona con la que creí sentir algo parecido a todo lo que escriben esas personas, ya sabes, las mariposas en el estómago. Pero fui cobarde y no te dije nada, como he hecho toda mi vida. Callé y ahora me pasa factura; ya ni me recuerdas. Supongo que fui la niña pequeña que jugaba contigo después de clase, la que no se enteraba de nada y le ocultabais todo. Pero, ¿sabes?, no era pequeña, para nada. Me dí cuenta de todo, absolutamente de todo. De cómo te marchabas. De cómo te alejabas. Y ahora te digo que me parece bien. Por fin me lo parece. Al fin y al cabo, algunas personas no están hechas para ser amigas. Y mucho menos algo más.

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